La palabra solsticio proviene del latín solstitium, que quiere decir “sol quieto”. Más allá de su común empleo para designar los momentos del año de máxima duración del día o la noche, este término hace aquí referencia a un estado de la luz que en su altura y fijeza produce inquietantes siluetas y configura la extraña suspensión del tiempo en una iluminación omnipresente.
Este proyecto parte de fotografías procedentes del álbum familiar, que son representadas desde la conciencia de imposibilidad de re-conocimiento de la propia imagen, su no correspondencia con la memoria (siempre selectiva) de lo vivido y la contingencia de cualquier intento por constatar visualmente nuestros recuerdos. Fue realizado específicamente para la exposición colectiva Memoria selectiva, que tuvo lugar en Casa Sostoa (Málaga) en 2015.